Ir al contenido principal

El Lobo y la Coneja

Había una vez una coneja, una coneja muy extraña, una coneja muy sensible y a la vez muy arrebatada.

Había una vez un lobo, uno muy incoherente, esos que son solitarios y a la vez hambrientos de compañía.

Había una vez una coneja con orejas azules. Una coneja muy directa y muy sociable, esas que no callan nada y a veces hablan sin pensar. 

Había una vez un lobo con ojitos café, dispuesto a arrasar con todas aquellas que le ofrezcan un trozo de amor o amistad, tan capaz de decir las cosas frente a ti sin embargo, siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesite.


Había una vez una coneja, que contra todo pronóstico, se enamoró del lobo y así, andaban juntos en el bosque aunque los animalitos los miraran con extrañes.
Había una vez una coneja y un lobo que discutían por sus diferencias, como si pudieran hacer algo al respecto.
¿Porqué no tienes pelaje blanco? Tienes que tener pelaje blanco! Decía la coneja.
¿Porqué no comes carne? Tienes que comer carne! Exclamaba el lobo.

Que masoquista la coneja, sabiendo el probable final de esa extraña pareja del bosque, aún le brillaban los ojos cada vez que veía al lobo y se enamoraba de cada defecto que descubría en él. Será aventura o verdadero amor. Quien sabrá.

Que tonto el lobo, quería mucho a la coneja, pero tenia la costumbre de recorrer el bosque en búsqueda de distintas presas. Es como criar a una gallina. Tarde o temprano la mataras, la comerás, y la olvidarás.

Coneja difícil de entender, no es como todas las otras presas anteriores del lobo, él estaba acostumbrado a lo común, tal vez por eso no llega a comprender a la coneja.

Lobo bipolar, que a veces anda feliz y otras ronda con una nube gris en la cabeza. Lobo frío incapaz de mostrar su amor por miedo a mostrarse débil y lo puedan lastimar.

Ella luchó por él y él por ella.

Ella estaba luchando por él y él ya estaba en mira de otra presa.
No era mejor ni peor. Solo totalmente diferente a la coneja.

El fin se acercaba, ese que ya era predecible.
El fin llegó y al lobo no le importó.
El fin llegó y la coneja lloró.

El bosque era demasiado pequeño como para dejar de verse todos los días.

El lobo solitario salía todas las noches a rondar por el bosque, como era de costumbre.
La coneja andaba en su madriguera con los demás conejos y salía en las noches a ver al lobo pasar sin que él se diera cuenta. La coneja se contentaba con eso, ya no habí
a forma de lastimarse más, al menos eso creía ella.


Una noche la coneja salió y vio pasar al lobo pero esta vez con una oveja.

Él se veía feliz, tal vez de haber encontrado el verdadero amor, tal vez de haber conseguido una nueva presa.
Honestamente sería mejor que sea lo primero porque desde muy en el fondo de su corazón de coneja, ella sentía que él merecía ser muy feliz.



Comentarios

Entradas populares de este blog

TABLA PERIÓDICA (1: Historia)

HISTORIA: Desde sus inicios, se ha tratado de organizar los elementos químicos, con el fin de facilitar su estudio y para ello buscaron características similares entre ellas.  El primero que intentó agrupar los elementos fue   DÖBEREINER (1817) con las famosas TRIADAS. Él, agrupó a los elementos en  grupos de 3 teniendo propiedades químicas similares. Döbereiner hizo que la suma de los elementos de los extremos sea aproximadamente la del centro. Posteriormente en 1862,   CHANCURTOIS diseñó el TORNILLO TELÚRICO , en él, ordenó los elementos según su peso atómico el cuál aumentaba sobre una curva de forma espiral en donde al trazar una vertical en los elementos, encontrábamos propiedades semejantes entre ellos. http://html.rincondelvago.com/000286860.png LEY DE LAS OCTAVAS DE NEWLANDS (1864)  Ordenó los elementos en grupos de 7 en el que el 8vo tenia una propiedad química parecida al primero del anterior grupo. http://www.ecured.cu/images/thumb/6/6b/L

Última carta de Werther para Carlota.

"Esta es la última vez que abro los ojos; la última, ¡ay de mí! Ya no volverán a ver la luz del sol; estarán cubiertos por una niebla densa y sombría. ¡Si, viste de luto, naturaleza! Tu hijo, tu amigo, tu amante se acerca a su fin. ¡Ah, Carlota! es  una cosa que no se parece a nada y que sólo puede compararse con las percepciones confusas de un sueño, al decirse:"¡Esta mañana es la última!" Carlota, apenas puedo yo darme cuenta del sentido de esta palabra: "¡La última!" Yo veo, que ahora tengo la plenitud de mis fuerzas, mañana rígido y sin vida estaré sobre la tierra. ¡Morir! ¿Qué significa eso? Ya lo ves; los hombres soñamos siempre hablando de la muerte. He visto morir a mucha gente; pero somos tan pobres de inteligencia, que no sabemos nada del principio ni del fin de la vida. En este momento todavía soy mío...todavía soy tuyo, si, tuyo, querida Carlota; y dentro de poco..., ¡separados..., desunidos quizá para siempre! ¡No, Carlota, no! ¿Cómo puedo dejar d