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Frustrada.

Escribiría algo, pero no sé qué decir.
Escribiría algo, pero no sé cómo decirlo.
He perdido el sentido escritor, tengo la cabeza, tensa y al mismo tiempo tranquila.
Me veo feliz de la vida celebrando el éxito
Me veo colgada de una gran pena y decepción de mi mísma.
 Me veo abrazada a los que más quiero.
Me veo encerrada, sin ningún sentido de seguir.
Me veo en proceso.
Me veo lograndolo y ese pensamiento perdurará, más que los otros pero por ahora me veré haciéndolo realidad, sintiéndolo.

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El Lobo y la Coneja

Había una vez una coneja, una coneja muy extraña, una coneja muy sensible y a la vez muy arrebatada. Había una vez un lobo, uno muy incoherente, esos que son solitarios y a la vez hambrientos de compañía. Había una vez una coneja con orejas azules. Una coneja muy directa y muy sociable, esas que no callan nada y a veces hablan sin pensar.  Había una vez un lobo con ojitos café, dispuesto a arrasar con todas aquellas que le ofrezcan un trozo de amor o amistad, tan capaz de decir las cosas frente a ti sin embargo, siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesite. Había una vez una coneja, que contra todo pronóstico, se enamoró del lobo y así, andaban juntos en el bosque aunque los animalitos los miraran con extrañes. Había una vez una coneja y un lobo que discutían por sus diferencias, como si pudieran hacer algo al respecto. ¿Porqué no tienes pelaje blanco? Tienes que tener pelaje blanco! Decía la coneja. ¿Porqué no comes carne? Tienes que comer carne! Exclamaba el lobo. Que

Última carta de Werther para Carlota.

"Esta es la última vez que abro los ojos; la última, ¡ay de mí! Ya no volverán a ver la luz del sol; estarán cubiertos por una niebla densa y sombría. ¡Si, viste de luto, naturaleza! Tu hijo, tu amigo, tu amante se acerca a su fin. ¡Ah, Carlota! es  una cosa que no se parece a nada y que sólo puede compararse con las percepciones confusas de un sueño, al decirse:"¡Esta mañana es la última!" Carlota, apenas puedo yo darme cuenta del sentido de esta palabra: "¡La última!" Yo veo, que ahora tengo la plenitud de mis fuerzas, mañana rígido y sin vida estaré sobre la tierra. ¡Morir! ¿Qué significa eso? Ya lo ves; los hombres soñamos siempre hablando de la muerte. He visto morir a mucha gente; pero somos tan pobres de inteligencia, que no sabemos nada del principio ni del fin de la vida. En este momento todavía soy mío...todavía soy tuyo, si, tuyo, querida Carlota; y dentro de poco..., ¡separados..., desunidos quizá para siempre! ¡No, Carlota, no! ¿Cómo puedo dejar d