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Epistola a mi idiota favorito.

Recuerdas que me preguntaste si creía que íbamos a terminar juntos? Bueno, no recuerdo bien qué fue lo que respondí pero ahora, después de pensarlo un buen tiempo, creo que sí, estamos hechos el uno para el otro, pero no de la manera amorosa como esperábamos hace unos años, creo que es algo más complejo y especial que eso.

Cuando todo lo nuestro terminó creíamos que había sido el fin del mundo, tal vez no supimos manejar el gran amor que sentíamos y menos aún, nuestro temperamento, pues eramos apenas unos niños. Se supone que después de terminar con alguien ya no vuelves a saber nada de aquella persona para no cometer el mismo error dos veces, sin embargo, nosotros aún después de días, meses o algunos años, siempre volvíamos a buscarnos a veces creyendo que podíamos continuar con ese antiguo amor, a veces porque solo necesitábamos a un psiquiatra que nos conozca bien. A pesar de todos los insultos, las peleas, el odio, el resentimiento y la típica pelea por quien tuvo la culpa de haber terminado, nos cuidabamos y nos preocupábamos por el otro. Escuchábamos nuestros problemas y a veces no era necesario decir algo al respecto porque solo bastaba con ser leído aunque yo siempre terminaba resondrandote y tú quejandote por lo que pasó o sino recordando los buenos tiempos.

No sé, me imagino a nosotros en una década, posiblemente tu con tu esposa y quien sabe, tus hijos, pero aunque no lo creas, me haría muy pero muy feliz verte así porque sabría que después de todos esos fracasos amorosos al fin encontraste alguien perfecta para ti con la que puedas sentar cabeza y  formar una familia.  Creo que seria la más feliz porque sabría lo mucho que te costó llegar hasta ahí y que lo nuestro seguiría siendo especial, no en el aspecto de infidelidad, por el contrario sino más bien como un lazo de confidencia y amistad, y es que aunque pasen los años, ames a quien ames, yo siempre estaré ahí para aceptar salir a caminar y desahogarnos un poco, contarnos lo que en un buen tiempo no nos enteramos y resondrarte por las estupideces que sé que seguirás haciendo. Quiero ser la amiga de la familia a la que los pequeños terminan llamando tía de cariño y que corrompe a sus sobrinos dándoles propinad y llevándolos a lugares hermosos.

 Hoy soy algo invisible para ti pero creo que esta bien, estamos en la etapa de empezar a hacer nuestras vidas sin importarnos el uno del otro y por mí, esta bien. 

Por cierto, te mentí la última vez, lo lamento, pero ya sabes, era lo mejor. 


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